Bienvenidos al "Rincón del Olvido"



“Olvido” es un pequeño gran espacio ubicado en cualquier parte de cualquier lugar, en este mundo o en otro quizás, en este tiempo o en la eternidad, en donde diariamente se reúnen olvidadizos a voluntad.

Dentro de sus espacios, infinitos
“Rincones del olvido” envuelven con su manto a quienes atormentados huyen de remembranzas. En donde en susurros, se escuchan los recuerdos emerger desde cada “Rincón del olvido”, para luego perderse entre el aroma del café recién hecho y en la superficie dorada de los tibios panecillos que se sirven en el “Olvido”

Pase adelante y tómese un último café con el recuerdo.

Si al primer buñuelo en el
“Olvido” no logra deshacerse del recuerdo, la casa le invita un suculento “pie” de nostalgia.

Para todos ustedes, está este lugar.
Bienvenidos al
“Rincón del Olvido”


viernes, 13 de agosto de 2010

Retraso Inspiracional. A propósito de un caso…


SE BUSCA



Inspiración perdida… Se ofrece recompensa.

Fue vista por última vez una madrugada del mes de julio.

Mi mente nunca ha funcionado de la manera esperada por la media. Si, como aquella porción en los extremos de la campana de Gauss, mi probabilidad siempre ha sido menor a 0,05… pero no escribo hoy para hablar de términos estadísticos.

Mi inspiración está desaparecida y no porque no tenga nada en qué inspirarme, al contrario, hay muchas cosas en mi vida (y en la de quienes me rodean… y en la de quienes me imagino) que serían la perfecta fuente de inspiración, pero mi mente nunca funciona como lo espero.

Escribir se ha convertido en un efecto retardado y es que mis sentimientos acuden con una semana de retraso.

Aun así he escrito poco, es como si mi bandeja de mensajes estuviese saturada y un montón de mensajes estuviesen dando vueltas y vueltas intentando entrar dentro de los mensajes no leídos… esperando que borre alguno para poder ocupar ese espacio.

Mis emociones están saturadas, si… tengo la bandeja de emociones al máximo y aparentemente hay un montón de sentimientos aguardando por mí, porque es imposible sentir tantas cosas al mismo tiempo.

Así me río cuando no debo, lloro sin razón aparente, me enfado y alegro a destiempo…

Escribir, como muchas cosas en mi vida, está (como supongo que ocurre en todos) fundido a mis emociones… considerando esto, llego a la siguiente conclusión: Mi inspiración está justo al final de esa enorme fila de emociones que esperan poder ser sentidas. Así que, después de hacerme y deshacerme, entre lágrimas y risas – tal vez, en un futuro no muy lejano – pueda volver a ver una hoja blanca y no ver sólo eso: Una hoja blanca.

Y no es que me esté/se estén perdiendo de mucho (ja ja, al contrario) pero tengo esa extraña sensación en la garganta, similar a la que queda después de haberte tragado una enorme tableta (del tamaño de las de calcio) sin ayuda de un vaso de agua, siento que tengo mucho por decir y otro tanto por escribir, pero la verdad es que no está allí (como pasa con aquella tableta) no es más que la sensación remanente al maltrato ocasionado por su paso a través de mi garganta… a través de mi alma.

viernes, 2 de julio de 2010

Ausentismo “Bloggeril”




Nunca antes el nombre le había quedado tan bien a un blog… y es que sí, evidentemente mi blog se ha convertido en un rincón de olvido porque su misma creadora lo tiene olvidado. He de disculparme con él.
He estado en unas semanas “algo entretenidas” en la universidad y en el hospital… Ahora que lo pienso estoy algo decepcionada al poder resumir mis ocupaciones a tan solo un par de actividades ¿que involucran muchas?... Sí, pero no abultan una lista de esas que me gusta tachar para añadirle algo de drama a mi vida cotidiana.
¿Mi rutina? Casa-hospital-universidad-casa. Modificada cada 6 días por guardias nocturnas de 12 horas los días de la semana, convirtiéndose en: casa-hospital-universidad-hospital-hospital-universidad-casa; y de 24 horas los fines de semana siendo sólo: hospital-hospital-hospital-hospital.
Lamento no poder justificar mi ausencia con viajes, aventuras, proezas y rock n’ roll, pero “esto es lo que hay”
¿Escribir? ¿qué es eso?
Sumado a mis compromisos universitarios, estoy en un período de oligofrenia paroxística aguda en donde de alguna forma misteriosa y malévola los verbos se pierden en el camino entre mi corteza cerebral y mis dedos (¿tontas neuronas, engreídos neurotransmisores?) así que los minutos en los que me dije a mí misma: “VOY a escribir” terminaron con una pelusa gigante pasando por aquel pueblo fantasma en el que se convirtió la nívea hoja del Word.
Pero el pronóstico del tiempo es favorable para dentro de 7 días y unas cuantas horas, ya que estoy en mi semana final… y no es ese tipo de finales que tiene una segunda o tercera parte, es esa clase de finales FINALES de verdad, ¿por qué? Porque estoy presentando MIS ÚLTIMOS EXÁMENES FINALES DE LA CARRERA (YEEEEEEEIIII), se acabaron las clases, los trabajos, seminarios, parciales y demás evaluaciones. Poco a poco va aumentando el uso de la palabra “último”: Mi última clase teórica, mi último trabajo, mi última revista como externa de pre, mi último seminario, mi última práctica de técnicas quirúrgicas, mi último examen final… Es sorprendente cómo ha pasado el tiempo y lo que hace unos años veía TAN lejano está ahora frente a mis ojos.
Dentro de 7 días seré formalmente INTERNA =D ¿y luego? Estaré debajo de las nubes de mi majestuosa Aula Magna recibiendo el título por el que hace tanto comencé a luchar (incluso sin saber)
Así que pronto volveré al “bloggeo” =D
Deséenme suerte en esta última semanita, la voy a necesitar.


lunes, 19 de abril de 2010

Adiós Poeta...



Adiós poeta


Adiós poeta que elevas tu ancla en este puerto lejano.
Entre olas grises emergen tus versos.
Tu nombre lo gritan al chocar con las piedras,
y es un susurro cuando la espuma se forma.

Adiós poeta que enamoras luciérnagas
que entre versos y cantos hipnotizas estrellas.

Adiós poeta no recuerdes mi nombre,
que el viento te toque con el amor que compones,
porque en cada verso tu alma se esconde.

Adiós poeta
que el mar te hable de mis manos que acarician sus olas
que los peces te cuenten su escapar de mis redes.

Adiós poeta que la mar te acompañe,
que entre tifones y elevadas mareas,
que entre amaneceres constantes
llegue tu barca a su puerto triunfante.

Adiós poeta que tus estrofas crucen los cielos
hablándonos de almas y danzares
de mareas y olvidares
de libertad y futuro
y de amores inmortales.

Adiós poeta,
aguardaré el sol en su cenit
y así tatúe tus versos en mis tinieblas.

Pero nunca olvides poeta
que aunque las olas se van y se pierden
algún día, de cualquier lugar… regresan.

K.C

sábado, 3 de abril de 2010

Lluvia sepia...



Percibí la aparente infinidad del universo que me rodeaba desde mi exiguo banco.
Solía sentarme en él a diario, a veces sola, otras tantas desolada.
Nunca había compartido mi universo desde aquel escaño.

Mis ojos no eran los mismos de ayer,
la historia que atravesó mis pupilas los había cambiado.
Ahora todo era sepia desde mi banco.

Luces en el cielo vaticinaban el diluvio advertido.
- ¡¿Lluvias en abril?! - habría exclamado, pero ya no importaba.
El día era sepia y no podría cambiarlo.
La lluvia era sepia y el mes de abril, sobrevalorado.

El conocido olor a tierra húmeda y pasto atestó mi olfato.
Sabía que podían desvanecerse los destellos y el cielo encapotado,
pero ese olor a infancia y libertad,
a manos pantanosas y zapatos enlodados.
Ese olor a trabajo y cosecha,
a galerna y tremedal.
Ese olor a verde y pardo no eran de errar,
era la lluvia avasallante,
pronto lloverá.

La primera gota de lluvia rompió con el dorso de mi mano,
el helado contacto de su calidez innata,
la basta superficie rasa,
extiende sus hilos, avanza y se separa,
escapa de mi mano, deja su huella helada.
Es sólo la lluvia sepia,
es sólo olor a tierra mojada.

Recuerdos de lluvias pasadas
se rellenan de líquida tristeza,
desbordándose pronto,
haciendo caminos en el extenuado suelo,
perdiéndose entre baches del olvido,
recorriendo sumideros de nostalgia,
llegando hasta mis desgastados zapatos,
impregnándome de lluvia sepia.
Era sólo tristeza sepia,
eran sólo charcos de agua.

Cada gota narraba su historia,
algunas con tono fuerte, otras con susurros a distancia.
Sollozaban vivencias,
caían por desteñidas paredes,
resbalaban por silentes ventanas,
golpeaban flores silvestres,
a dos voces cantaban.
Era sólo la lluvia sepia
lidiando con mi solapa.

Gotas heladas se infiltraban.
Recorrían mi ropa,
reconfortan mis hombros.
Resbalan y siguen,
atraviesan distancias.
Quiero inundarme en lluvia sepia,
que limpie los escombros de mi sustancia la borrasca.
Sensación a lluvia sepia,
incipiente alma mojada.

Todos corren a refugiarse
sin notarme trepidante.
Abrazan sus cuerpos,
tienen miedo de la lluvia sepia,
tienen miedo de esas gotas de agua.
No quieren que traspasen sus grietas
formando goteras en su fracturada alma.

Todos corren dejando estelas,
todos se ocultan,
todos se protegen de la lluvia taciturna.
Distintos broqueles empuñan,
buscan refugio para sus almas.
Tienen miedo de quedar desprotegidos,
quedar desnudos,
tienen miedo de limpiar sus almas.

Lluvia sepia,
arrullo de mi alma.
Chispeantes gotas de tristeza,
infinita tristeza del alma.
Sólido banco de cemento,
testigo de mi añoranza.

Días tristes, días sepia.
Lluvia sepia,
todos te pintan del color de su desgracia.

martes, 30 de marzo de 2010

Hoy deseo...


Hoy deseo equivocarme, deseo sentir nuevamente la derrota que me impulse a levantarme.

Quiero ir a aquel instante en que nuestros corazones estaban tan cerca, que sólo con miradas podía hablarte.

Quiero volver a la incertidumbre de aquel instante, ese momento en el que no necesitábamos nombrar lo que nos unía para añadirle lo que otros exigían para sentirse seguros.

Regresar… que me mires, que me toques y no poder calmar mi corazón palpitante.
Que mis manos vuelvan extraviarse en el camino hacia las tuyas, que mis dedos olviden la superficie de tu piel y mis labios aguarden ansiosos por aquel acercamiento furtivo.

Volver, retornar a aquel instante en el que necesitaba tenerte a mí lado por amor y no por incertidumbre.

Quiero equivocarme contigo nuevamente, darte una oportunidad.

Que tal vez me defraudes y que sea mi culpa por confiarme.

Disculparte y que me perdones.

Alejarme y entender que te necesito.

Deseo olvidarte y así, al mirarte, sentir mi corazón latir como antes.

jueves, 11 de marzo de 2010

Hoy deseo olvidar...



Son mis fracasos los que deseo olvidar, son mis penas las que deseo borrar.

Dejo en este lugar este vacío agobiante, dejo mi inseguridad, mi frustración.

Dejo mi intolerancia ante la ineptitud de quienes me rodean, mi enfado ante la descortesía.

Dejo mis manos temblorosas y mis párpados sellados ante el susurro que se forma en el deseo de que nada pase.

Dejo el suspiro que me predispone.

Dejo la torpeza de mi mente y las lágrimas que mis ojos esconden.

Olvidaré la dirección de aquel lugar testigo de mis debilidades, de mis dudas y fracasos.

Olvidaré los rostros cuyo paradero desconozco.

Borraré la historia que alguna vez narraron mis labios.

Limpiaré la culpa que injustamente ensució mis manos.